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Buddy era un perro que vivía una vida de pecado. Era criador y no trataba bien a sus animales. Los hacía vivir en jaulas estrechas y no les daba suficiente comida ni agua. También los golpeaba cuando no hacían lo que él quería. Un día, Buddy murió. Fue al cielo, pero no era un lugar para gente como él. Fue enviado al infierno, donde fue castigado por sus pecados. Lo obligaron a vivir en una jaula por la eternidad y lo golpearon y torturaron constantemente. Buddy finalmente se dio cuenta de que había hecho mal y pidió perdón. Pero fue demasiado tarde. Estaba condenado al infierno por toda la eternidad. Esta historia es una advertencia sobre los peligros del pecado. Es importante tratar a los demás con amabilidad y respeto y evitar dañar a los animales. Si no lo hacemos, podemos terminar como Buddy, sufriendo en el infierno por toda la eternidad.
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